miércoles, 26 de noviembre de 2008

Errados /herrados








¿Herrado?




Todo parece indicar que el Conseller Font de Mora se esconde. ¿O es que se ha hundido ya tanto que se haperdido de vista?
Se reune, parece, con sus amigos, da la voz a algún Vicepresident, se queja amargamente de lo malos que son estos profesores que no dejan de incordiar a pesar de la moratoria... pero ya no está, ya no afirma, desde la mñas absoluta ignoracia de la didáctica de las lenguas, esa especie extraña llamada polilingüismo, como objetivo deseable, inmediato, posible gracias a su acción en politica educativa, para los jóvenes valencianos. Jóvenes que, en unos años apenas, hablarán valenciano, castellano, inglés, francés o/y otra u otras segundas, perdón cuartas o quintas lenguas europeas que es lo moderno y práctico en esta civilización mestiza y pluringüe en que vivimos.

Pero no, los profesores, el alumnado, las AMPAS, los Consejos Escolares dicen que no, que no es posible. que este es el momento de entonar la canción de la despedida y que no se debería retroceder ni un milímetro.


Congratula escuchar que no es suficente con demorar -digan lo que digan, sine die- el comienzo de esa estupidez inglesa de la EpC y que hay más, mucho más: que la política educativa de la Consellería es la manifestación más rotunda y clara de un fracaso político sin precedentes, que la acumulación de errores en Educación es de tal magnitud que sólo con la profunda y radical renovación de la cúpula de la Consellería, podrá darse un margen de credibilidad, aunque sea mínimo, a un gobierno errado, ¿o herrado?
El milagro de la unión de los diferentes sectores implicados parece fraguado, firme, decidido
.












jueves, 20 de noviembre de 2008

Bolonia






Bolonia tiene la Culpa.



Algunos alumnos de la universidad y de las enseñanzas medias se han manifestado en contra de la convergencia europea, proceso que se suele designar con el nombre del tratado que dio la señal de partida hacia ese horizonte convergente de 2010. Bolonia.

Y dicen, en sus planfletario discurso de confrontación/explicación, que Bolonia tiene la culpa.

¿Pero qué es eso de Bolonia? ¿De qué podemos culpar al proceso de convergencia de la enseñanza superior en el conjunto de los países de Europa? En Educación es relativamente sencillo caer en la desproporción y en la caricatura. Lo hemos visto en la hiperbólica defensa del plurinlugüismo del alumnado valenciano, patrocinada y publicitada por la Consellería, cuando en realidad lo único que se buscaba era rechazar un plan de formación alternativo a la Religión, llegado del gobierno central, con un "te la tragas" porque en mi comunidad mando yo, absolutamente de espaldas a la realidad educativa de la Comunidad.


¿Será verdad que "gracias a Bolonia" van a desaparecer las becas? ¿Será verdad que el nuevo "grado" va ofrecer una formación básica insuficiente e inadecuada y que, además, se va a cerrar con un año de prácticas no remuneradas (que fíjate bien lo que se van a ahorrar en puestos de trabajo estos sinvergüenzas a costa de los pobres estudiantes universitarios) y solo van a sservir para conseguir un puesto de trabajo precario, mal remunerado y peor considerado? ¿será verdad que para poder hacer algo decente en la vida laboral tendrás que hacer después un postgrado carísimo, sin becas de nuevo y solo para graduados acomodados y ricos?
Si escuchamos las soflamas de los universitarios protestones parecería que Bolonia, es decir, el proceso de convergencia europea, fuese la caja de pandora del mañana de la universidad. Pero aú n hay más ytal vez un "sobretodo", no se ha contado con ellos, no se ha preguntado a los alumnos; es decir, no se ha contado con los que protestan, porque con los que "oficialmente" les representan, con los vendidos y acomodaticios, con los que han traicionado a sus representados por una comida en La Charca, sí se han reunido, sí han pactado.

Se puede comprender el pánico ciego ante lo nuevo, esa sensación de vacío que desde hace siglos, nos empuja a afirmar que cualquier tiempo pasado fue mejor, sabiendo que es mentira. Se puede entender y hasta apoyar ese necesario y saludable perfil de incorformismo bullanguero y juvenil. Pero no parece razonable dejar que el pánico nos domine, nos ciegue o nos convierta en imporovisados miopes de la cosa.
Son muchas las razones que abalan la necesidad de cambiar, de transformar un sistema que no cumple adecuadamente con los objetivos que se le demandan. La Universidad española, la investigación cientìfica vinculada a la universidad tienen una trayectoria y un merecido reconocimiento, pero necesitan de un empuje, de un impulso que lyude a responder de manera adecuada, proporcionada y eficaz a los retos del nuevo siglo.
Que en el espacio de referencia de la Europa de hoy se piense en la posibilidad de trabajr en un esfuerzo de confluencia que favorezca el libre movimiento de estudiantes y titulados superiores en el escenario occidental de una Europa sin fronteras, parece una opción razonable, una posibilidad plausible.



¿Dónde está entonces la raíz de la discrepancia, del movimiento de rechazo? Tal vez deberíamos preguntarnos si todos, acaso, hemos manejado toda la información necesaria para valorar un proceso de transfomación tan ambicioso, complejo y difícil. En cuestiones de este tipo no sule ser suficiente con una información superficial. Cuando se afirma, por ejemplo, que los grados "empobrecen" la formación de los futuros licenciados, habría que plantearse qué queremos decir exactamente. Es verdad que en el proceso de puesta en marcha del diseño defiitivo de los nuevos grados universitarios pueden aparcer disfunciones, espacios oscuros, tendencias que tal vez fuera conveniente reconducir, pero todos sabemos que un proceso como el que se empieza a desarrollar en la Universidad requiere de tiempo y esfuerzo continuado.


Vigilemos de cerca los resultados, valoremos críticamente los pasos que se van dando, demandemos con argumentos poderosos, espacios de opinión que recojan las diferentes sensibilidades, pero siempre desde la información suficiente, veraz, comprometida.

Es posible que de "lainsuficiente luz" de una ausencia de compromiso informativo se escape la noche oscura y desproporcionada del pánico. Un pánico que hemos visto exteriorizado en eslóganes, imágenes, blogs de algunos universitarios Pero también un pánico que, tal vez, recoja la manifestación de otro miedo mucho menos explicable y mucho más culpable: el de un sector del profesorado que tampoco está dispuesto a abrir sus ojos al mañana.

martes, 18 de noviembre de 2008

Adiós con el corazón.







Les cuesta.











Les cuesta mucho aceptar que han de enmendar una página mal escrita. Mucho; pero en esta ocasión todo parece apuntar a que es cuestión de aguantar un poco, solo un poco, más. La moratoria anuncia la crisis, la evidencia.

No quisiera equivocarme, pero los acontencimientos hacen pensr que esta vez habéis ganado la batalla, se han asustado y Mr. Camps va a prescindir del forense, con lo cual ganaremos todos.


Pero ganar una batalla no es ganar la guerra. Ayer escuchaba a un colega hablar de los graves problemas que embargan a nuestra dolorida "enseñanza". Por eso, por los problemas, graves, serios, de larga trayectoria, no sería prudente olvidar, relajarse, desmovilizarse antes de tiempo.






Parece que, por fin, han comprendido que la enseñanza de EpC en inglés no garatizaba que todos los valencianos y todas las valencianas terminasen la Secundaria con el nivel B2 de conocimiento y uso de la lengua de Shakespeare.
A lo mejor, incluso están dispuestos a admitir que eso del "polilingüismo" está bonito para charlar un rato, mientras se toman unos cubatas, pero no puede ni debe anunciarse tan a la ligera si no se quiere pagar un precio (dicen que social y político) proporcionado a la estupidez.

Y ahora que estamos metidos en hariana... ¿Qué tal si hablamos de los directores de Centro "impuestos" por encima de las decisiones democráticas de los Consejos Escolares? ¿Qué parecería una reflexión desapasionada sobre las funciones de la inspección educativa? ¿Hablamos, tal vez, de la financiación de los centros? ¿Y si nos paramos un ratito en el fracaso escolar dejando a a un lado (Pisa o Pirls 2006)?
"Pero son preguntas viles, ya sé lo que puede ser; con este negro beber, decía Baltasar del Alcázar, se acrecientan los candiles...
Adiós con el corazón, Mister Font de Mora, que con el alma, la verdad, no puedo.

martes, 7 de octubre de 2008

CARTA ABIERTA AL CONSELLER FONT de MORA




Querido Conseller,
dos puntos:

No es fácil, lo reconozco, sintetizar en unas líneas lo que quisiera decirle sobre el menester que voluntariamente ha decido desempeñar: la Educación en esta Comunidad Valenciana de mis pecados.


Estoy seguro de que si usted se hubiera propuesto, es solo un decir, arrancar de raíz los fundamentos de un sistema educativo ya maltrecho por años de desesperanzas, frustaciones y desafueros de sus ilustres predecesores, hubiera ideado algo así como una trama de despiste que, por su carácter fuertmente demagógico, enganchase los intereses de unos y otros de manera que usted pudiera actuar en la más tranquila y absoluta impunidad.

Pues bien, no quiero decirle que sea así el caso...
O a lo peor sí,querido Conseller, o a lo peor sí.

¿Que tenemos un problemilla con esa asignatura extraña y heterodoxilla, un poco iquierdosa y algo sutilmente progresista en potencia? pues "yasta": que la de un profesor de la cosa -tanto da de filosofía, como de historia o afines- en cualquiera de las dos lenguas oficiales y mientras, un otro u otra la traduzca, en traducción simultánea, de manera que...

a) Aprendemos lenguas varias y avanzamos hacia la educación trilingüe e incluso multilingüe o plurilingüe, porque una vez implantado el invento, podría traducirse no solo a la lengua de Shakespeare, sino también a la de Moliére, la del Dante o inlcuso, fijate tu, a la de Goethe.


b) Unimos al profesorado de Secundaria en un grito común -lo cual ya es como poner una pica en Flandes- en defensa de sus "libertades de cátedra", de esa manera se olvidan de los verdaderos problemas que, pobrecitos, tienen y les ahogan por doquier.

c) Aseguramos que la "opinión pública" se traga el anzuelo de que el verdadero problema de la Enseñanza Secundaria es, precisamente, el hecho de que usted les está molestando un poco con eso de la Ciudadanía en inglés (con tilde, porque sin ella sería una guarrería) o también es un poco el verdadero problema el de la religión y su evaluación continua.

d) Entretenida una y otros con estas cuestioncillas tan apañadas e intrascendentes, usted no tendrá que explicarse largo y tendido respecto de otras cuestiones enojosas como porcentajes de fracaso escolar en Educación Obligatoria, la alfabetización de escolares inmigrantes, el analfabetismo funcional de los escolares secundarios obligatorios, incluso en un tanto por ciento preocupante de los bachilleres (a ver si van a releer informes Pisa y semejantes)
Pero todo esto, querido Conseller, era solo una suposición. La realidad, querido Conseller, es que creo que el verdadero motor de su actuación al frente de la Consellería es el siguiente: con el fin de ejercer la actividad que realmente maneja con cualificación reconocida es necesario que la educación sea llevada al anatómico forense, y que esté definitiamente muerta, porque entonces, usted, mi querido conseller, con manos de sabio patólogo y forense adelantado, sabrá y podrá hacer la mejor y más hermosa autopsia y emitirá el más profundo y definitivo informe en varias lenguas de las causas y circunstancias del fallecimiento definitivo de la Educación en la Comunidad Valenciana.



Querido conseller, la morgue es suya.



President ¡Qué ojo has tenido, qué precisión, qué acierto!

viernes, 25 de julio de 2008

La educación un problema de todos








Cuando los responsables de la cosa se empeñan en luchar por "la religión" o por la "educación para la ciudadanía" no solo ponen de manifiesto el absoluto desprecio que sienten por la educación, sino que, además, atestiguan su escasa compentencia social.

La última "conquista pírrica" de algunos grupos de padres teledirigidos por el PP, ante la justicia nacional, acerca de la posibilidad legal y legítima de ejercer la objeción de conciencia para que sus hijos puedan no-estudiar la asignatura de Educación para la Ciudadanía, no solo ha puesto sobre el tapete la legitimación de un acto de desobediencia civil que no produce beneficio alguno, sino que también ha conseguido desnudar (eufemismo por "dejar en pelota picada"a los jueces que, sumándose al carro de los depropósitos, se afanan (tal vez porque no tienen otra cosa más importante que hacer) por buscarle y encontrarle los cuatro pies al gato de la enseñaza. Digámoslo sin tapujos: si un padre puede objetar en nombre de sus hijos y por razones de conciencia, una asignatura oficial, podrá hacerlo con los mismos argumentos e idénticas razones ante cualquiera de las del currículo; y los hijos/alumnos, nunca deberíamos olvidarlo, son niños o preadolescentes o adolescentes, pero no son imbéciles: siempre será más fácil objetar -es que el profesor es un poco rojeras, o algo así- que estudiar algo que no te gusta nada y que además, es que no sirve para nada ¿verdad?
Preterición:
(Pefiero no comentar, ni recordar siquiera, el invento, digno de que le den un premio Príncipe de Asturias, de un conseller levantino de la cosa, que ha decidido que la asignatura en cuestión se imparta en inglés con el loable pretexto/propósito de que de esa manera se favorece el prendizaje de la mencionada lengua, que ya te vale).

Pero no, amigas y amigos, el problema de la educación no es la religión ni la educación para la ciudadanía. Nuestros estudiantes podrán estudiar o no estudiar esas dos asignaturas y no serán por ello mejores ni peores ciudadanos, pero tampoco serán más religiosos , ni más o menos sabios.
sin embargo, y es este ess el quid de la cuestión, mientras nos empeñamos en discurrir si es imprescindible o no que las notas de esas asignaturas pasen al expediente definitivo del alumnado, o si el Tribunal Supremo acaba de aceptar y sentenciar y justificar y legitimar -o no- que los padres y las madres, en su sacrosanto derecho de elegir la educación de sus hijos, pueden objetar conciencialmente -o no- para que sus vátagos y vástagas, no ellos (que no se olvide), no tengan que estudiar una asignatura obligatoria; mientras nos entretenemos en esas cositas, digo, los verdaderos problemas de la enseñanaza obligatoria se diluyen, se camuflan, se esconden... y un porcentaje cada vez mayor de españoles andamos y andaremos en la frontera del analfabetismo funcional.
El problema de la enseñanza es, me parce a mí cuando menos, algo diferente, un problema mucho más profundo y doloroso que la religión y la educación, aunque sea para la ciudadanía.

domingo, 6 de julio de 2008

Y ahora un manifiesto

Se equivocó la paloma





Se equivocan los impulsores del Manifiesto en defensa del castellano, como se equivocaba la paloma albertina: por ir al norte van al sur, creen que el trigo es el agua, que la noche es la mañana, se equivocan, se equivocan.
Hacer de un problema de profundo calado social y repercusiones insospechadas y que afecta al futuro inmediato de varias generaciones, una cuestión puramente política de reforma constitucional significa una cierta, y dolorosa, miopía por parte de quienes encabezan y proyectan ese manifiesto.
No es el problema del uso de una lengua como vehículo de comunicación en las etapas obligatorias un problema político de índole constitucional (la Constitución ya recoge con claridad ese/esos derechos y otros, que no siempre se cumplen, lamentablemente), ni siquiera de la cacareada "libertad" de los padres para elegir la lengua en la que deben ser educados sus hijos, también recogido y sancionado en los papeles de la cosa, aunque haya casos en que no sea fácil o incluso posible.
El norte es el norte y equivocarnos de rumbo es arriesgar y malbaratar esfuerzos y razonamientos. Sabater, que sabe mucho, que tiene una enorme perspicacia, un indiscutible saber, ha errado el punto de mira.
El problema es esencialmente de carácter formativo, de culturización, de aprendizaje. Una lengua no se conoce solo cuando se habla, mejor dicho, aprender a hablar una lengua no nos hace capaces de usarla con eficacia pragmática en "todas" las situaciones de comunicación. ¿No llamamos analfabetos a quienes saben muy bien una lengua, pero no son capaces de escribirla o de leer con eficacia mensajes escritos en dichalengua? Pues este es el problema: emplear la "otra lengua" en la escuela, no atenta contra el castellano, ni beneficia las lenguas minorizadas. Sabemos, porque hay estudios que lo demuestran, que el uso de la lengua nacional no disminuye signficativamente en las comunidades pretendidamente bilingües, a pesar de las "políticas lingüísticas" desarrolladas, porque "hablar" una lengua es patrimonio de los aprendizajes naturales y depende de circunstancias que ne pueden "controlar" desde los gobiernos.


Pero el aprendizaje natural no determina una adecuada alfabetización de los usuarios, al contrario, la experiencia pone de manifiesto -y podemos manejar datos empíricos y científicos que lo corroboran- que el proceso de depauperación del alumnado es cada día más visible y preocupante: no se lee o no se comprende lo que se lee, no se escribe o se escribe con escasísima eficiencia normativa y comunicativa.
Cabría, entonces, hacerse una pregunta. ¿Mejora en algo el proceso de alfabetización en la lengua vehicular del alumnado escolarizado en lengua vernácula? Lamentablemente la respuesta es rotundamente negativa. No se mejora el proceso de alfabetización en la lengua minorizada porque en general se producen dos circunstancias concordantes que inciden negativamente en el proceso de aprendizaje inducido de la "otra lengua": los usos orales de los escolares no cambian sustancialmente fuera de la escuela, es decir, los hablantes emplean en sus entornos de comunicación la misma lengua, sea cual sea la lengua vehicular de la escuela; y en segundo lugar, el esfuerzo que es necesario para conseguir lo que viene llamándose "inmersión" en las líneas educativas en lenguas vernáculas es desproporcionado (desde el punto de vista del material humano con que se cuenta) de manera que los "nuevos hablantes" practican un uso razonable de la lengua como instrumento de comunicación oral, pero manifiestan una mermada capacidad de uso culto de la lengua minorizada que se ven empujados a utilizar en el aula.
El resultado final es que ese alumnado, conoce y usa como instrumento de comunicación en la escuela la lengua minorizada, pero su aprendizaje no va mucho más allá del aprendizaje natural y por lo tanto su capacidad de alfabetización es muy mermada y escasamente eficaz. Aprenden a "hablar" la lengua lengua minorizada, pero solo la emplean en la escuela y lo hacen desde la perspectiva del aprendizaje natural, aunque siguen siendo analfabetos funcionales, también en esa lengua.
Cuando afirmamos que el actual sistema nos está empujando hacia un analfabetismo funcional en ambas lenguas nos referimos a esta situación, tan dolorosa como real. Pero ese problema es esencialmente un problema social. Somos los ciudadanos, quienes deberemos tomar conciencia de las repercusiones culturales, formativas, de eficacia comunicativa en esta maraña de la sociedad de las autopistas de la comunicación que definen el siglo XXI; somo nosotros -porque los políticos no se atreverán- quienes hemos de comprender el alcance a medio y largo plazo de un modelo que convierte a nuestros alumnos en analfabetos funcionales en las dos lenguas y quienes en última instancia habremos de decidir si es esa la formación que deseamos para la generación que viene empujando.
Por encima de planteamientos políticos de un nacionalismo -centralista o perifñérico- miope y culpable, los ciudadanos debemos comprender que el proceso de deterioro formativo no es un problema político, sino social. El porvenir de esta sociedad -centralizada, periférica, federal, unilingüe, bilingüe o plurilingüe- depende de cómo enseñemos la lengua y qué lenguas enseñemos a nuestros niños de hoy.

lunes, 23 de junio de 2008

El traje nuevo del emperador: la enseñanza en lengua minorizada.




Educación o lo que sea



Es un pena que el alumnado no manifieste de manera inmediata los efectos perversos que producen los "errores" en su tratamiento educativo. Si se manifestasen estos efectos como los síntomas de una enfermedad, tendríamos los hospitales abarrotados de pacientes, víctimas de modelos educativos no solo ineficaces, sino gravemente patogénicos y cancerígenos, de consecuencias sociales imprevisibles.



Las manifestaciones de esta especie de pandemia educativa que nos amenaza en el medio y largo plazo son aun esporádicas, pero altamente significativas. Que una Ministra, joven y pizpireta, se permita el lujo de "echar la culpa" de su enfermiza ignoracia a los usos lingüísticos de Latinoamérica, y no pase nada, no solo manifiesta el descaro de la interfecta (perdón, todavía no hemos llegado a eso), que también, sino la estúpida ceguera de quien se cree a salvo de cualquier cosa por la relevancia del cargo que ocupa y no por la riqueza y firmeza de lo que tiene en su caletre, aunque sea poco. Cuestión esta que es la manifestación más pedestre y directa de la sintomatología de esa enfermedad de la que vengo hablando en estas líneas y que se conoce en el mundo civilizado como analfabetismo funcional.







El modelo educativo catalán, tan avanzado y chauvinista él, y su traslación mimética o casi al resto de las comunidades lingüísticas periféricas parece que, a estas alturas de la película, es un acto de irresponsabilidad política y social (por silencio aquiescente) ya irremediable que tendremos que ir tragando, pues vellis nollis, estos defensores hiperbólicos de la idiosincrasia lingüística y cultural, van vendiendo con éxito la especie de que la educación en la lengua vernácula es el mejor modelo para el afianzamiento cultural, lingüístico y comunicativo en varias lenguas a la vez. Porque al mismo tiempo, y este es el milagro de la modernidad democrática del siglo XXI, resulta ser que este modelo de enseñanza es, además, la garantía más segura del avance progresivo en el uso de la lengua nacional vernácula frente a la otra lengua, la castellana o española, aunque también por aquello de la ósmosis milagros o de los vasos comunicantes se aprende y consolida para su uso preciso, normativo, adecuado, coherente , enriquecido y/o cultural, según se mire.



Esto vende muy bien y es un buen pecio de intercambio político entre nacionalistas afirmadores y centralistas reblandecidos que de lunes a viernes se convierten en defensores a ultranza de un modelo educativo vernaculista, social, igualitario y democrático, entre otras cosas porque ni saben ni les importa demasiado lo que eso puede signficar.
La consecuencia de este esfuerzo social por la educación, ya va siendo evidente y podemos observarla de manera notoria en determinados informes internacionales (¿recuerdan? Pisa o Pirls, por ejemplo), pero también en otros índices, aunque nacionales no menos importantes, y en otras manifestaciones de cierta trascendencia social y hasta informativa. Señalaremos, también a modo de ejemplo, algunas manifestaciones de tan evidentes consecuencias: ilustres ejemplos del deporte/deportistas analfabetos -que hacen gala de no leer nunca, o de pasarse las horas jugando a las maquinitas o a las cartas, además de otros entretenimientos que también resultan atractivos como ejemplo y emulación cultural-, o los casos de ejemplificadora fama de los medios y las medias, de las series de éxito, de los debates y tertulias en vivo (radio y televisión) y por escrito, auténticos paradigmas de la argumentación y la contraargumentación fundamentada y que se levantan ante nuestros ojos como manifestaciones realistas de la preocupante idiocia que afecta a un sector cada vez más significativo de la sociedad actual.


Pero tal vez algo mucho graves es que, en el entramado formador en lenguas vernáculas en el que nos estamos empeñando, estos modelos acaban por convertirse en el paradigma por excelencia para nuestros escolares que no tardan en unir a estos ejemplos vivos de dialéctica comunicativa los que ellos mismos allegan en su espacios predilectos, con sus hermanos grandes, operaciones triunfos y serranos y escuelas por doquier, a más de sus preparados cantaores de todo estilo, tendencia y condición, de deportistas que nos saben lo que ganan y no solo porque sea mucho, sino por otras circunstancias relacionadas con su escasísima cualificación cultural de la que hacen gala en cada oportunidad que se les ofrece.



Así pues las cosas, en este caldo de cultivo, en esta abonada tierra de sementera, la política educativa de los gobiernos en general y de los periférifericos en particular, se ha empeñado en salvar las lenguas vernáculas nacionales poniendo puertas al campo de la lengua central y centralista. Y este evento lo han puesto en práctica desde la convicción de que empleando la lengua minorizada como lengua vehicular en las escuelas desde la más tierna infancia, se garantiza no solo que aprendan en esa lengua las cosas propias del saber en general, como las matemáticas, las ciencias sociales y naturales y otras cosillas de ese jaez, que se aprenden igual en una que en otra lengua, sino también y al mismo tiempo se asegura el mejor desarrollo de las habilidades lingüísticas en ambas lenguas oficiales y hasta de alguna de las lenguas modernas tan necesarias, ay, para el normal desenvolvimiento de los individuos en la vida social en el siglo XXI.




Es algo así como que dar las clases en euskera o en gallego o en catalán desde los tres años, sea cual sea la lengua madre del neohablante, resulta ser la panacea universal de los aprendizajes lingüísticos, comunicativos, culturales y científicos, el non plus ultra de los modernos sistemas de enseñanza / aprendizaje por inmersión de las destrezas comunicativas de los hablantes en cualqueir lengua y situación. Razón científica incuestionable de la que no se escapan, parece obvio, ni emigranes internacionales ni emigrantes nacionales y semejantes que, por su propio beneficio, deberán someterse a estas modalidades educativas de inmersión cuasi mística y efectos sobrenaturales de aprendizaje lingüístico.



La experiencia, que no es nueva del todo, viene dando ya frutos evidentes en nuestro entramado social, cultural y científico. De algunos ya hemos dado cuenta algo más arriba, pero sobretodo se vienen evidenciando estos frutos mollares en algo que en la Universidad es cada día más patente como fruto cultural y científico de este esfuerzo lingüistico colectivo. Y es que, efectivamente, el enorme esfuerzo, el generoso sacrificio de todos los estamentos sociales implicados, gobierno central, gobiernos autonómicos o nacionales, gobiernos municipales, asociaciones profesionales, asociaciones de padres y de madres, sindicatos sectoriales, y demás familia están consiguiendo, por fin, que nuestros alumnos, en general, sean anlafabetos funcionales en las dos lenguas oficiales y, ya de paso, en alguna más de las varias lenguas modernas que nos empeñamos en enseñar/aprenerles, como manifestación más evidente de modernidad y progreso educativo.


El viejo traje de este emperador, tejido con esa tela especial y milagrosa, está dejando en cueros vivos el cuerpo lingüiístico de nuestro alumnado. Las consecuencias del deterioro progresivo de las destrezas comunicativas de estas generaciones no se notarán inmediatamente, pero cuando queramos remediarlo tal vez sea demasiado tarde y ya no se podrá hacer nada por ellas. Y es que a alguien se le debería ocurrir decir a voz en grito que este nuestro emperador de metáfora va desnudo, porque en realidad el nuevo traje maravilloso de ese emperador de la cultura letrada y comunicativa es, sencillamente, la más brutal y burda desnudez en cualquiera de las lenguas oficiales.



domingo, 15 de junio de 2008

La Miembra del Gobierno



En una época en la que Ansón, desde la Docta Casa, se puede permitir el lujo de comparar ministas con Chiquito de la Calzada, o que las ministras (puntualicemos, alguna miembra del gobierno), se permiten el lujo de proponer, ¿por qué no?, que se adopte la forma "miembra" para designar los miembros del sexo femenino, que ya me dirá ustes si no son ganas, de algún colectivo plurisexual o bisexual cuando menos, tipo Consejo de Ministros y Ministras; en una época como la presente, cualquier cosa es posible.

Hasta el olvido. ¿Recuerdan ustedes las "jóvenas" de una ilustre diputada del PSOE, creo que diputada por Cádiz, su cuna de nacimiento, osea, aunque hacía y décadas que vivía en Madrid, profesora de lengua española o castellana i conyuge ilustre por más señas? Pues fue que no, que la fórmula no cuajó y ya hasta la hemos olvidado. A la diputada quiero decir, o casi, porque de otro modo se hubiera podido tirar de esa manta lingüística y hacer del PSOE vivero de atractivas sugerencias igualitarias, a lo largo y lo ancho de su dilatada carrera de compromiso con esa necesidad inaplazable y perentoria de arreglo y/o mejora social que es, precisamente, la de proponer neologismos, barbarismos y estupideces varias, como variantes en los usos lingüísticos que garanticen la verdadera y auténtica igualdad entre todos los géneros habidos y por haber.




Que no, Sra. Ministra, o sea, que no, que la lengua no evoluciona por la vía del decreto. que la lengua es, y espero que no le parezca mal, de los hablantes, infintamente más listos que sus mandatarios, ágrafos y petulantes, despistados o igualitaristas.


Como rectificar, dicen es de sabios/sabias, la Ministra seempeña en mantenella y no enmendalla.



O sea, que ya te vale.