sábado, 16 de enero de 2010

vivir, vivir, vivir



A veces, cuando menos lo esperas, un temblor terible te multiplica los muertos repentinos por cientos de miles, como en Haití.


A veces uno se muere por de dentro, sin que toquen las campanas ni nada, y te quedas como tonto de puro muerto en las entretelas del corazón o lo que sea.


A veces lo que mata y muere es una lenta y sofisticada y compleja y diversa y eficaz estrutura de dimes y diretes, de acuerdos y desacuerdos, de leyes y decretos que cercan y aniquilan, sin que apenas nos demos cuenta, a los únicos sujetos activos y pacientes de las escuelas e institutos que adornan el entramado de nuestros pueblos y ciudades. Aquí un viejo colegio, allá unos modernos barracones, acullá una obra de constrcción de un viejo colegio que se cayó de viejo y que no aciertan a levantar las gruas de la estupidez y los complejos.



Pero, a veces, en ese panorama sombrío de sueños condenados en que vivimos o morimos cada día, se produce una especie de milagro de consistencia, aguante y pervivencia: contra vientos y mareas, sin que podamos definir con claridad la causa, un centro educativo sobrevive y trabaja y progresa y se convierte en referente no se sabe bien de qué o ante quienes. Solidaridad, integración, interculturalidad... a veces, pueden ser algo más que palabras y eso nos hace felices y nos da pie para confiar de nuevo en los seres humanos.

Hace unos días se ha anunciado urbi et orbe la concesión de la I de "importante" al Instituto de Enseñanza Media Virgen del Remedio de la Capital Alicantina. Y aunque cueste creerlo, no se han escuchado fanfarrias, ni tubas y ni trompetas. Casi nadie ha dicho casi nada.
Es la primera vez, que yo sepa, que se galardonea con este premio (tan provinciano y lleno de ecos de terruño, fuego, bellezas y palmeras) a un centro de enseñanza secundaria, de la red pública, periférico y pobretón en su orgullosa casta, levantada en treinta años de esfuerzo y equilibrio milagroso entre la realidad y el deseo de educar con eficacia y acierto en el barrio del que tomó el nombre.
Varias generaciones de adolescentes, algunos miles de estudiantes, unos cientos de profesores, unos miles de padres y madres han ido dibujando cada curso, año a año, lucha a lucha, una trayectoria esforzada y dinámica que hace del IES Virgen del Remedio un centro en el que palpita, sigue palpitando, la ilusión por hacer bien la tarea, por asomarse a la renovación, por acoplarse a la llamada real de la vida de su entorno.
La "Caja solidaria" es tal vez la imagen más reciente y más "vendida al exterior" de un centro que lleva ya treinta años en la brecha de ser un referente de inquietud y trabajo en el seno de este barrio obrero, sacrificado, proletario y cosmopolita.
Nos alegra conocer esta noticia, nos hace felices el reconocimiento que se hace del Instituto Virgen del Remedio, centro en el que durante algún tiempo anduve subiendo y bajando cejillas y tejuelos, diccionarios y comentarios. Enhorabuena, colegas entregados, que, a trancas y barrancas, seguís tirando de un carro siempre ruidoso y algo desvencijado -varias veces recompuesto y ampliado- pero lleno de buena fibra y corazón docente. Por vosotros y por vuestra "I" de importantes levanto mi copa llena de recuerdos amarillos como la tarde otoñal de Juan Ramón.