... Y otra quien lo ensilla.
Nos hemos equivocado: tras la "crisis" del gobierno de Camps... sigue fluyendo esta fuente de pesares y sombras para la educación valenciana. Equivocarse, dicen, es de sabios; cuantos hemos apostado por que el Conseller Font de Morta olía a podrido (nada que ver con el depósito de cadáveres, por favor, no mezclemos churras con merinas ni profesiones con aficiones) nos hemos equivocado, y nos hemos quedado compuestos y con conseller para mucho tiempo, al menos de momento, sirvanos la pradoja.
El Presidente Camps es muy dueño, claro que sí, de cambiar o no a sus Conselleres, según su recto saber y entender. Y no ha cambiado a este. Se lo han reprochado algunos sindicatos, algunas organizaciones relacionadas con la enseñanza, algunos partidos políticos; pero eso no significa nada. Que siga lloviendo. Ha sido y es, imagino que el Presiente pensará algo así, un excelente Conseller que hace muy bien esas cosas de la enseñanza del inglés, de la Educación para la Ciudadanía en cualquier idioma, e incluso hace como los ángeles eso del chino mandarín: que también anda en ello y ya tiene no menos de seis o siete alumnos aventajados.
Todos los demás, o sea todos, nos equivocamos. Dejemos que empiece este curso con más estudiantes de FP que de Bachillerato (por primera vez, y ya era hora de que la reforma trajera algo bueno, o casi), con algunas prefabricadas menos -eso dice él, por lo menos-; con más alumnos demandando la enseñanza de los varios idiomas modernos, que es lo más moderno de las moderneces, y lo más útil para nuestros niños y niñas que el día de mañana tendrán que utilizar diferentes lenguas para salir por ahí, o para hablar por aquí con quien sea, porque es que la verdad cada vez nos visitan de más países y de más lenguas; hasta incluso podríamos pensar que Valencia y su entorno cultural se convertirá muy pronto en la nueva Babel del Mediterráneo, Europa Meridional y adyacentes.
Nos hemos equivocado: tras la "crisis" del gobierno de Camps... sigue fluyendo esta fuente de pesares y sombras para la educación valenciana. Equivocarse, dicen, es de sabios; cuantos hemos apostado por que el Conseller Font de Morta olía a podrido (nada que ver con el depósito de cadáveres, por favor, no mezclemos churras con merinas ni profesiones con aficiones) nos hemos equivocado, y nos hemos quedado compuestos y con conseller para mucho tiempo, al menos de momento, sirvanos la pradoja.
El Presidente Camps es muy dueño, claro que sí, de cambiar o no a sus Conselleres, según su recto saber y entender. Y no ha cambiado a este. Se lo han reprochado algunos sindicatos, algunas organizaciones relacionadas con la enseñanza, algunos partidos políticos; pero eso no significa nada. Que siga lloviendo. Ha sido y es, imagino que el Presiente pensará algo así, un excelente Conseller que hace muy bien esas cosas de la enseñanza del inglés, de la Educación para la Ciudadanía en cualquier idioma, e incluso hace como los ángeles eso del chino mandarín: que también anda en ello y ya tiene no menos de seis o siete alumnos aventajados.
Todos los demás, o sea todos, nos equivocamos. Dejemos que empiece este curso con más estudiantes de FP que de Bachillerato (por primera vez, y ya era hora de que la reforma trajera algo bueno, o casi), con algunas prefabricadas menos -eso dice él, por lo menos-; con más alumnos demandando la enseñanza de los varios idiomas modernos, que es lo más moderno de las moderneces, y lo más útil para nuestros niños y niñas que el día de mañana tendrán que utilizar diferentes lenguas para salir por ahí, o para hablar por aquí con quien sea, porque es que la verdad cada vez nos visitan de más países y de más lenguas; hasta incluso podríamos pensar que Valencia y su entorno cultural se convertirá muy pronto en la nueva Babel del Mediterráneo, Europa Meridional y adyacentes.
Enhorabuena Conseller. Imagino que usted ha manifestado ante quien corresponde su firme convicción de que está llamado a poner orden en este extraño y complejo entramado de lo de la Enseñazna y ha sido capaz de convencer con argumentos suficientes a su Presidente. Seguro que le ha hecho ver lo bien que debía estar haciendo usted las cosas estas de la Educación cuando se ha convertido en el centro, en la médula espinal misma, de cualquier conversación, noticia, reportaje o similar relacionado con la Educación. Al modo en que daba cuenta Pármeno de la fama de Celestina, podríamos afirmar nosotros que, si en Europa en general y en España en particular se tropiezaran al azar dos piedras cercanas a un colegio, instituto, universidad o semejante, el ruido que producirían nos permitiría escuchar nítidamente: "¡Font de Moooora! ".
Nosotros reconocemos, modestamente, y lamentamos profundamente, que nos hemos equivocado, porque usted no ha "caído" -como esperábamos torticeramente- en la reciente remodelación del Gobierno de la Generalitat; reconocemos, por ende, y nos duele por lo mismo, que las cosas seguirán más o menos como iban. Lo lamentamos de todo corazón y sentimos habernos equivocado.
Dicen que rectificar es de sabios. Apliquemos, prudentemente, con mesura, el dicho popular, recordando que la templanza es una virtud extraña que no suele acompañar a los se creen vencedores.
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