domingo, 13 de diciembre de 2009

Aunque Miguel me llame



El centenario
de Miguel Hernández



En apenas unas semanas, cuando se inicien los fastos del centenario del nacimiento de Miguel Hernández, se hará evidente la guerra subterránea que desde hace ya demasiados años ensombrece la figura, la obra y la trascendencia literaria y cultural y social y humana de Miguel Hernández.

La vergüenza, perdón, la desvergüenza de herederos, albaceas, políticos fronterizos, intelectuales espurios y vecinos y paseantes festonean de sombras sospechosas cada verso, guardado en el recuerdo apasionado de quienes aprendieron a decirlos en el viento cuajado de este pueblo de leones controlado por mansos, titulados de toros de arrogancia.


"Escríbeme a la tierra, que yo te escribiré", dijiste en una carta de palomas y adioses, de tinteros feroces en acecho, de vanguardias y frentes de batalla. Y te escribo sin saber adónde, con miedo a que me escribas, cumpliendo tu palabra, y me pidan derechos las viudas de tus versos generosos... Confieso que los leo sin pasar por taquilla y los comparto en confidencias vespertinas, con premeditación, constancia y casi alevosía, por las aulas que habito como tonto, embaucado en el sueño de franela de los toros que embisten como el rayo que no cesa a los peritos perdidos en lunas de adolescencias grises y electrónicas.

¡Nos tiraste-s un limón y tan amargo!

Tu risa me hace libre, pero no la sombra de tus versos convertidos de repente en legados disputados, negociados, repesados, contrastados como huevos de corral en un mercado
sangrante que avergüenza de derechos y autógrafos y cartas, querida Josefina, expuestas a los dedos babosos que las manchan de gargajos legítimos en su precio pactado de sangre sin cebolla.

Cuando pasen las sombras ominosas de este siglo que te evoca y te traiciona desde el mar donde te miras incesante rayo de limones y toros en acecho, requeriré de nuevo la pausa de tus versos y volverás al arrullo de las rejas de los almendros de nata y los tinteros de tintas indelebles en los que siembre bebiste, compañero.